martes, 8 de octubre de 2013

Viajes

“Ella desapareció en medio de una noche cualquiera de finales de otoño. Suavemente, cerrando la puerta, sin hacer mucho ruido. Y a pesar de todo, el golpe fue tan fuerte que me desmontó por completo. Por primera vez después de mucho tiempo, no se giró cuando me dijo adiós, y creo que ese fue el día en el que empecé a ahogarme de verdad. Y no sabría decir si, tantos meses después, finalmente he tocado fondo o sigo cayendo. La luz se ve ya tan lejana que he perdido la noción del tiempo, y el final del túnel queda tan atrás que ya da igual caer un poquito más. Ya no me importa pasarme otra noche sin dormir contando los amaneceres que nos hemos perdido este verano porque, al fin y al cabo, hemos perdido cosas más importantes por el camino. Como a nosotros mismos.”

¿Qué te voy a contar que no sepas ya? Ha llovido mucho, y muy fuerte, desde entonces. Pero también ha salido el sol, y los trenes han vuelto a pasar. Y esta es una de las cosas que hacen que la vida merezca la pena: que siempre hay alguno que para y te invita a subir, a quedarte. Ya dentro, me animas a sentarme a tu lado. Aunque seguramente no vayamos al mismo sitio, siempre es agradable encontrar un compañero de viaje para hablar de todo y de nada al mismo tiempo, supongo. Y entonces charlamos, reímos, y por un momento deja de ser invierno. Nos dejamos llevar, mientras me haces olvidar lo que pesan los silencios de madrugada, y nos miramos. ¿Ves cómo me brillan los ojos? La verdad es que no siempre ha sido así

Creo que ya te echo de menos, aunque todavía no te hayas ido. Pero algún día lo harás, y yo no podré hacer nada al respecto. Solo sonreír, como si el mundo no doliese. Por eso, a veces me atrevo a mirarte a los ojos y quiero decírtelo todo: que no importa donde vayas, que me bajo en tu parada. O que no te bajes nunca, a ver hasta donde llegamos. Y que gracias por salvarme, porque por una vez todo tiene sentido.


Ya ves, pequeña. Son tantas las cosas que tengo que decirte que probablemente saldrías corriendo. Así que, en vez de eso, me vas a permitir que te sonría, cierre los ojos y siga disfrutando del viaje. Y ni se te ocurra despertarme.

No hay comentarios:

Publicar un comentario